A través del monstruo de los colores, hemos aprendido a dosificar nuestras emociones y así identificar como nos sentimos en cada momento.
Hemos recreado el cuento ayudando al monstruo a guardar cada emoción en su tarro correspondiente y, por último, hemos realizado pequeños títeres, coloreando el monstruo del sentimiento que mostrábamos en ese momento.
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